Prácticamente antes de verano, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) publicaba el primer diagnóstico dentro de su iniciativa de Observatorio de Digitalización del Sector Agroalimentario. La intención era y es conocer más de cerca el nivel de digitalización y modernización tanto del sector primario como de la industria transformadora de alimentos y bebidas.

Desde DATAlife vemos muy interesante este paso y, como Hub de Innovación Digital gallego especializado en el sector, queremos aportar nuestro grano de arena, con la idea de ayudar entre todos los agentes a consolidar y afinar esta herramienta de diagnóstico.

Aunque para DATAlife el foco es Galicia, nuestra vocación va más allá porque nuestra naturaleza y perspectiva es europea, pues formamos parte de la red de EDIHs (European Digital Innovation Hubs), por lo que, aunque actuamos sobre todo en regional, pensamos y colaboramos de forma continua a nivel europeo. 151 hubs forman parte, hoy en día, de esta red europea de hubs de innovación, cuyo objetivo no es otro que potenciar la digitalización y el uso de tecnologías avanzadas entre las organizaciones, especialmente entre las pymes.

Con la experiencia de haber realizado también recientemente nuestro primer Diagnóstico de Madurez Digital del sector Agro-Mar Alimentación gallego, nos vemos “frescos” para tratar de aportar a esta herramienta del Observatorio. Ciertamente sus datos y contenidos son muy amplios, como corresponde a una iniciativa de este calado, por lo cual, más que entrar en detalles y para no alargarnos en exceso en este post, nos centraremos en hacer aportaciones más estructurales o metodológicas que pensamos pueden ayudar a afinar y ajustar la herramienta en próximas oleadas.

Entre los puntos fuertes de este primer diagnóstico cabe señalar su amplitud: 3.625 encuestas realizadas que cubren a toda España, a toda la cadena de valor (desde la producción primaria a la industria transformadora) y además lo hace con representatividad a nivel subsector, siendo capaz de filtrar resultados con variables relevantes como el tamaño de la explotación, la formación o la edad de los profesionales encuestados. No solo eso, sino que se muestran datos relevantes de las diferentes áreas de aplicación de las tecnologías, que van desde la producción hasta la administración, las compras o los canales de venta empleados. A nivel técnico, la fiabilidad y solidez de la muestra empleada se constata en el elevado nivel de confianza (el 95%) y el bajo nivel de error (el 5%).

En cuanto a las mejoras, pensamos que la mayoría tienen que ver con el cómo se pregunta más que con el qué se pregunta. En este sentido, creemos que el método más adecuado para realizar este y otro tipo de encuestas en los que se manejan tantas tecnologías y términos “complejos” es el asistido o administrado. Es decir, que siempre acompañe un técnico al encuestado, de forma que se aclaren posibles dudas sobre qué es y para qué sirve cada tecnología, porque no es nada fácil, ni para los más expertos, tener claro dónde empieza una tecnología y donde acaba otra. De hecho, resulta algo contradictorio que, como señala el diagnóstico, la falta de conocimiento de las nuevas tecnologías sea una barrera a la digitalización para casi una de cada dos personas encuestadas y, sin embargo, ocho de cada diez personas se consideran con unas competencias digitales superiores a las básicas en todas las categorías por las que se les pregunta.

En línea con lo que apuntan los propios coordinadores de la encuesta, pensamos que algunas penetraciones de tecnologías avanzadas parecen demasiado altas. No olvidemos la limitación intrínseca que supone que el papel permanezca, según se reporta en el estudio, en el 76,5% de los negocios. Por ello sorprende ver datos como:

  • El 48% de uso en granjas de la inteligencia artificial
  • El 40% de uso de los sistemas de ejecución de fabricación (MES por sus siglas en inglés)
  • El casi 24% en la implantación del análisis masivo de datos o Big data

Idéntica necesidad de contraste creemos que tienen otros datos como la penetración de sensores para suelo (con un 33% en agricultura) o para plantas y frutos (que en el global de agricultura alcanza casi un 15%).

La creación de descriptivos de las tecnologías, la ejemplificación de aplicaciones de cada tecnología y la creación de niveles de madurez por cada tecnología podrían hacer más robustos, profundos y fiables los datos obtenidos. DATAlife, en sus diagnósticos de madurez, usa cuatro niveles para posicionar a cada organización en el uso de una tecnología: básico-incipiente (primer nivel), medio-bajo (segundo nivel), medio-alto (tercer nivel) y líder-experto (cuarto nivel). Ilustrativamente, en el uso de drones en agricultura estos cuatro niveles se corresponden con:

  • Nivel 1: han usado en alguna ocasión esta tecnología, sin tener por objeto temas de comunicación, o al menos están valorando su uso
  • Nivel 2: se dispone de un dron propio o se contratan servicios de drones para realizar, con cierta recurrencia, distintas monitorizaciones u observaciones de terrenos y/o cultivos
  • Nivel 3: se realizan habitualmente monitorizaciones u observaciones de terrenos y/o cultivos e incluso se puede realizar alguna aplicación variable con los drones
  • Nivel 4: las monitorizaciones u observaciones de terrenos se realizan muy frecuentemente, así como las aplicaciones variables, que se hacen también más que puntualmente

En cuanto a las potenciales mejoras sobre el qué se pregunta consideramos que la base de bloques y cuestiones preguntadas está bien planteada, aunque, como va implícito en nuestro nombre, DATAlife, pensamos que la captura, explotación y compartición de datos quizás merecería un capítulo dedicado en el cuestionario, dado el enorme potencial latente que tiene esta área.

En resumen, y a modo de cierre, desde DATAlife nos congratulamos de este paso adelante tan grande que supone el Observatorio de Digitalización, en tanto que refleja la necesidad no solo de ir integrando datos en plataformas grandes y robustas sino también en llegar al nivel de detalle, precisión y profundidad que requiere un macrosector tan variado y estratégicamente importante como el agroalimentario.